La mayoría conocemos el dicho, pero por las dudas si no lo conoces, trataré de bajarlo a tierra.
Ahora que aquí en Uruguay comienzan a sentirse los primeros fríos del año, seguramente tengas alguna pequeña manta cerca de tu sofá, que la usas para mirar TV acostado. Primero la pones a tus pies, pero luego necesitas calentar la parte de arriba de tu cuerpo, y así comienzas con el dilema de la sábana corta, si me abrigo arriba, me desabrigo abajo.
Es un dicho muy popular que aplica a muchas cosas de la vida. Por ejemplo, ahora que estamos en cuarentena queremos salir de casa, y cuando no era así, solo añorábamos estar en nuestro hogar.
Todas las mañanas trato de seguir el consejo de Martin Montequin (con quien hicimos en vivo por Instagram), que el le llamó “Páginas Matinales”, la cual consiste en escribir en un papel, todos los pensamientos que se te vienen a la mente, sin ningún objetivo específico, solo tu, el papel y la lapicera. Y allí viajo por distintos mundos, pero para eso siempre abro la cortina del living y me inspiro en el jardín de nuestra casa, el cual agradezco la insistencia de mi esposa en crearlo, cuando yo pensaba que teníamos otras prioridades.
Viajando en el tiempo, recordé que en ese jardín estaba proyectada nuestra futura cochera, por eso entre tantas cosas, estaba resistente a construir algo que luego tendríamos que destruir, y así entre otras cosas que van quedando a veces por el camino (ya que como un amigo siempre dice, “los proyectos de nuestras casas, nunca se terminan, se abandonan por cansancio”), fue así que el proyecto de nuestro escritorio tampoco nunca llegó a concretarse.
Entonces hoy en mi viaje pensaba, que en esta época de cuarentena, dicha sala de escritorio, hubiera sido ideal para tener esos momentos de concentración, elevar la productividad y evitar posibles roces de la convivencia 7 x 24, y todos felices y contentos, como siempre.
Pero… por acaso no estaría perdiendo la oportunidad de convivir más tiempo con mis seres queridos, discutiendo algunas veces si, pero entendiéndonos, conociéndonos y tolerándonos, adaptándonos a una nueva situación que nos va a dejar muchas enseñanzas, pero lo más importante, vamos a conocernos mucho más con quienes tenemos la oportunidad de convivir, y con aquellos que puedan no estar en nuestra casa, pero que estamos sintiendo su falta, vamos a saber valorar esas relaciones, esos vínculos.
Entonces, esa cochera que nunca salió, hoy me permite tener los mejores momentos de reflexión, ese escritorio que no salió del papel, hoy me permite estar junto a quienes amo, porque mañana, mañana es mañana, y nadie sabe que va a pasar.
No dejes que tu mente, te haga el juego de la sabana corta, añorando cosas que antes no te importaban tanto o desvalorizando las oportunidades que la vida te da en este momento.
Un abrazo.
Fabricio De los Santos
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